El río de la vida nos lleva y nos trae a puertos y riveras, tranquilas unas veces, angostas otras. Tan pronto nos acaricia la dulzura de una fraternal acogida como nos vemos obligados a desplegar velamenes para acelerar la partida ante una reiterada adversidad. Actitud que adaptamos frente a la “tribu”, o a decir verdad, a las “tribus” que conforman nuestra sociedad.
En nuestra trayectoria personal lo mismo encontramos gentes llenas de amor y altruismo, como a seres egoístas, miserables, y nefastos, ello, en el conjunto de toda clase de “tribu” en donde rige una reglamentación impuesta, unas obligaciones que cumplir y no se sabe muy bien quién las ha ordenado, pero que toda persona parece dispuesta a acatar con todo respeto y también, a imponer a quien se acerque al “círculo”, o sea a la “tribu”.
Interesarse por las cosas y por las personas no debería presuponer ir más allá del respeto que nos debemos, ni que se tengan que aceptar, sin más, todo tipo de obligaciones, aunque bien es verdad que el pertenecer a cualquier asociación, implica la aceptación de una serie de reglamentaciones, que, dados los tiempos que corren, pocos están dispuesto a cumplir. Nos debatimos entre el deseo innato de participar socialmente, el sentir la acogida de los demás, y el rechazo a ser absorbidos, porque deseamos preservar nuestra independencia y porque estamos convencidos de que lo primero nos enriquece, por lo tanto nos valora y los segundo nos agobia y a la postre menoscaba nuestra identidad y por tanto nos destruye.
El flujo de la vida, fuera del circulo en donde casi todo está preconcebido y estructurado, no es aceptado por todo el mundo. Hay individuos que no sabemos bien qué quieren, cuál es su pensamiento oculto, a donde nos quieren llevar. Muchas veces, contra nuestra voluntad, servimos para fomentar su ego, para calmar su angustia, para un sinfín de objetivos cuyos deseos quedan escondidos en los pliegues del alma; en cambio, nos gusta ser útiles, nos agrada poder dar un consejo y extender una mano amiga, pero deseamos igualmente la reciprocidad.